Espíritu

¿Qué buscamos?

 

El gran deseo al fundar la SEA fue recuperar la memoria y reivindicar a las escritoras y escritores de las últimas generaciones argentinas, aquellos que pagaron muchas veces con su vida -o con la persecución y el ostracismo- el costo de su elección estética, política y existencial.

 

Por eso la creación de la base de datos, que sirviera para alimentar el primer volumen de Palabra Viva en 2001, fue el segundo acto fundacional de la SEA.

 

De ese compromiso con la memoria y de la reivindicación de las luchas de quienes nos precedieron, nació nuestra vocación por mantener, como premisa permanente, la defensa irrestricta de los derechos humanos en general y de los derechos de las escritoras y los escritores en particular.

 

Nuestro segundo gran deseo u objetivo, para quienes lo vean con frialdad, fue construir y fortalecer en todo el país, una entidad gremial de los escritores y las escritoras, entendiendo por escritores y escritoras a quienes utilizan la palabra como herramienta para recorrer el infinito territorio de la creatividad artística.

 

La SEA fue planteada, desde nuestro mismo origen, como un Libro de Escritura Colectiva. Tenemos un primer programa. Tenemos borradores. Tenemos intentos y realizaciones. Tenemos capítulos concluidos. Pero de los capítulos que van a venir –los mejores– no hablaremos aquí. No es costumbre de buenos escritores anticipar sus planes. La verdad de un texto, lo sabemos, está en el texto. O mejor aún: en el texto publicado.

 

A la pregunta de qué queremos, entonces, respondemos con una metáfora: Queremos escribir nuestro libro. Queremos que nos dejen escribir nuestro libro. Y que nuestro libro sea leído por la sociedad. Y que las escritoras y los escritores tengan el reconocimiento y el apoyo que su oficio, tan digno y necesario como cualquier otro, merece.

 

En la SEA no tenemos edad, mejor dicho, tenemos la edad de las compañeras y compañeros que nos precedieron. La edad de los que han andado un largo camino. La de los que recién empiezan. La de los recienvenidos. Tenemos la edad de los textos que escribimos y la de los que vamos a escribir.

 

“¿Qué buscamos?” pusimos en el título que nos trajo hasta aquí. A riesgo de que nos malinterpreten: buscamos todo.

 

La palabra es nuestro continuo presente.

 

Y el futuro, nuestra especialidad.

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