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“Los escritores tenemos derechos y la sociedad argentina los niega sistemáticamente”

Eso dijo Graciela Aráoz, presidenta de la Sociedad de escritoras y escritores de la Argentina, en el acto por el día de la escritora y del escritor, celebrado en la casa histórica donde funciona la sociedad, en la vieja estación de Once.

Link al Discurso de la Presidenta de la SEA

El auditorio estaba colmado. La invitación se había cursado utilizando, como lema, una cita de Clarice Lispector: “escribir es una maldición que salva”. Y coherente con ese posicionamiento, anunciaba los reconocimientos brindados a Daniel López Rosetti y a Laura Devetach, distinguidos como nuevos socios honorarios de la institución.

Pero esa “maldición salvífica” de la que Lispector habla – tal y como se ocupó de destacar, enfáticamente, Aráoz- se ejerce hoy bajo una amenaza constante. En su lógica de conquista, las nuevas formas de acumulación pretenden imponerse desde una posición anómica, negando cualquier reciprocidad, apropiándose de todo –incluso de la conducta y de la conciencia- y desentendiéndose de rastros y de huellas. Así entonces, más que nunca, la lucha por preservar lo escrito urge. Lo escrito es lo que perdurará y es, además, el testimonio que inaugura la posibilidad de toda reconstrucción. Por eso, los anuncios que siguieron resultan tan trascendentes. 

Graciela Aráoz presentó, primero, un convenio con Librerías Cúspide, que permitirá a los socios de Sea distribuir sus libros en todas las bocas de expendio de esa librería en el país y ofrecerlos globalmente con la incorporación a su catálogo online –además de obtener importantes descuentos especiales para sus propias adquisiciones, en algunos locales del grupo. Luego, la pronta realización de una Biblioteca Digital de “clásicos olvidados” de la literatura nacional, a partir de un acuerdo con la Editorial Escuela de Oficios y Saberes, de Villa Constitución, provincia de Santa Fe (EOS Villa). Y finalmente el sustancial aumento en los haberes de los escritores que perciben, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la llamada “pensión del escritor”.

A su turno, los nuevos socios honorarios agradecieron la distinción, contaron pasajes de su biografía y reafirmaron su compromiso con la defensa de los derechos humanos, que es la premisa axiomática de SEA. En el salón contiguo al auditorio esperaban, la música de Ricky Saxon (Rikysaxonar) el vino de honor, las empanadas. Y el goce de la celebración y el abrazo entre quienes ofrendan su vida –aún en circunstancias adversas, aún desde la sistemática negación de derechos- a la “maldita bendición” de escribir. 


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